Yamaguchi

Yamaguchi: Motonosumi Inari Jinja, Hagi y más

La ciudad de Yamaguchi ocupó el puesto número 3 de la lista de 52 destinos turísticos para visitar en 2024 según el New York Times. No es la primera vez que visito la perfectura de Yamaguchi, puedes ver aquí el post de mi primera visita a Yamaguchi hace ya bastantes años. En esa ocasión quedaron algunos lugares de renombre por visitar como el hermoso Motonosumi Inari Jinja, Hagi o Iwakuni, que intentaré cubrir esta vez.

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Esta vez, mi visita fue en primavera, a mediados de mayo. En esta época, los campos de arroz están llenos de agua y crecen los primeros brotes, creando paisajes hermosos que reflejan el cielo en el agua, como si de un mar en las montañas se tratase (que poética que me pongo).

Arrozal

Primera Parada: Senjojiki

La primera parada que hicimos de camino a Motonosumi Jinja fue en Senjojiki, un mirador con unas vistas increibles al mar desde las praderas. Aunque cuando salimos estaba despejado tuvimos la mala suerte que en esa zona estaban creciendo nubes del suelo formando una niebla que no podiamos ver nada a más de 5 metros. Cuando llegamos al mirador nos encontramos con este panorama.

Senjojiki

Pero no todo iba a ser malo, en el mismo mirador hay un café super cozy con vistas (ese día a la nada) así que decidimos parar ahí y comer por si se despejara en ese rato. El nombre del lugar es Country Kitchen y ofrece varios menús para el almuerzo, además de cafés y tés. Yo pedí un menú de hamburguesa.

La dueña del café nos explicó que la niebla es común en esta época del año debido a los cambios bruscos de temperatura. Es la segunda vez que intento visitar este lugar sin éxito, espero en el futuro poder volver y encontrarlo despejado.

Café Country Kitchen

Motonosumi Inari Jinja: El Santuario en el Mar

Después de almorzar y al ver que la situación no mejoraba, nos dirigimos a Motonosumi Inari Jinja. Al no estar tan alto como Senjojiki, la visibilidad era mejor. El santuario es hermoso, y de todos los templos que he visitado, me pareció el más único, quizás porque adoro el mar. Ojalá hubiera estado el cielo despejado para ver el contraste de azules de mar y cielo con el rojo de los toriis.

Motonosumi Inari Jinja

El primer torii del templo tiene una caja de monedas en la parte superior. Se dice que si logras lanzar una moneda y encestarla, tu deseo se cumplirá. Había mucha gente intentando lanzarla entre risas. Yo, lamentablemente, no tuve éxito, pero fue muy divertido intentarlo.

Pasado el torii hay varios altares del zorro blanco, la deidad de este santuario, donde puedes hacer tus oraciones según el tipo de deseo que quieras pedir.

Altar para rezar al dios Inari

Por último, el santuario nos ofrece la reconocible vista del túnel de toriis hasta el mar. Hasta ahora solo había experimentado algo similar en el santuario Fushimi Inari de Kyoto, pero sin las masas de turistas y con la refrescante brisa marina.

Camino de toriis de Motonosumi Inari Jinja
Camino de toriis desde el Mar de Motonosumi Inari Jinja

Hagi, una Kyoto en miniatura

Con tiempo aún para turistear, nos dirigimos a Hagi. Me la habían recomendado porque es una ciudad histórica que ha mantenido su estructura de pueblo feudal y tiene muchas teterías tradicionales sin llegar al bullicio de Kyoto. Es por eso, que me gusta llamala la mini Kyoto.

Hotoritei Cafe

La cafetería a la que nos dirigimos se llama Hotoritei Cafe. Estaba bien escondida pero fue el gran descubrimiento del dia. Llegamos una hora antes del cierre y eramos los únicos clientes. Fue como si hubieramos reservado el espacio y menudo privilegio porque el lugar era de película.

Vistas del cafe en Hagi

Tenia 2 zonas, una zona tradicional japonesa con tatami y mesas bajas y la otra zona de estilo occidental. Todas con vistas al jardín japonés que en ese momento estaban las azaleas completamente florecidas. Me dieron ganas de ir a alquilar un kimono para hacerme una sesión de fotos.

En cuanto a la comida pedí un matcha latte que fue impresionante tanto en tamaño y presentación como en sabor, un 10 de 10. También pedí un cheesecake para acompañar que no estuvo mal pero me pareció diminuto para el precio que tenía (en Brasil me han malacostumbrado a las tartas gigantes).

Matcha latte

Kikuya yokocho

La zona del barrio feudal es considerada partimonio de la humanidad de la UNESCO. En esta zona habitaban familias de samurais de clase alta y acaudalados mercaderes. Se ha mantenido la estructura de casas desde el Japón feudal. Una de sus principales calles es Kikuya Yokocho, la calle de la residencia del clan de mercaderes Kikuya que fue declarada como una de las 100 calles mas hermosas de Japón. Como dato curioso, el famoso samurai Shinsaku Takasugi nació y se crió en esta calle.

Kikuya Yokocho

Por la calle podemos ver gente paseando en carro tirado por humanos, negocios tradicionales y casas convertidas ahora en exposiciones. Con el tiempo que teníamos disponible decidimos visitar la residencia Kikuya. Con mas de 400 años de historia, es una de las más antiguas casas de mercaderes que se conservan en la actualidad.

Jardín de la mansión Kikuya

La casa está formada por 5 edificios con un jardin para recibir visitas. Generalmente las casas de mercaderes no tienen jardines pero esta es la excepción ya que recibían visitas extraordinarias. A través de la visita guiada podemos imaginar como se desarrollaba la vida en el Japón feudal, recuerda a las casas que hemos visto incontables veces en animes.

Museo conmemorativo de la poetisa Kaneko Misuzu

Otro día, visité el Museo Conmemorativo de Kaneko Misuzu, una famosa escritora de poemas infantiles nacida en Yamaguchi. Aunque en vida no tuvo fama, tras la catástrofe de 2011, su poema «Is that an echo?» se hizo muy popular.

El museo es la antigua residencia y tienda de libros de su familia donde vivió la mayor parte de su vida. Es una hermosa casa tradicional japonesa, reconstruida tras sufrir un incendio. La exposición está íntegramente en japonés pero para quien le interese el personaje es visita obligada.

En la tienda de la exposición mi suegro me regaló este libro bilingüe escrito en inglés y japonés para que aprenda sobre la obra de la poetisa ahora que aprendí de su vida y contexto histórico. Aunque algunos poemas son simples, otros son difíciles de entender si no conoces las inquietudes del poeta.

Libro Something Nice

De camino hacia el museo hicimos una pequeña parada para el almuerzo en un restaurante de carretera en medio de un arrozal. Acabó siendo una comida más lujosa de lo que buscabamos pero que nos quiten lo bailao con el donburi de pescados y mariscos que comimos. Estaba buenísimo.

Donburi de mariscos

Después de la visita, en la misma calle que en su día fue bulliciosa pero ahora es un lugar tranquilo, encontramos una cafetería de esas que tanto me gustan con encanto.

Al salir de la tienda nos dijo el dueño que podíamos llevarnos una concha de un cuenco que tenían junto a la entrada así que tome una con mucho gusto como recuerdo de este día. Ahora la llevo siempre en mi bolso como si fuera un amuleto de la buena suerte.

Concha

Iglesia conmemorativa de San Francisco Javier: un rincón español en Japón

Iglesia en memoria al primer misionero cristiano que llego a Japón y que además, era español. Es una hermosísima iglesia de estilo contemporáneo reconstruida tras un incendio. En la primera planta hay una exposición donde podemos ver el fuerte vínculo de Yamaguchi con España a través del cristianismo.

La exposición fue super interesante porque cuenta mucha historia entre España y Japón con numerosas reliquias de la época y donaciones de obras de instituciones españolas. También hay piezas de arte que mezclan elementos tradicionales cristianos con orientales. Es un trozo de historia entre los dos países que me hizo especial ilusión descubrir.

Exposición en Iglesia de San Francisco Javier

En la parte final de la visita pasamos a la sala de misa. Esta iglesia de verdad que lo digo que es muy bonita, más que en fotos. Aunque estaba nublado, la luz que entraba a través de las ventanas creaba una atmósfera única. El crufifijo me parece de los mas hermosos que vi hasta ahora, su presencia también se ve afectada por la luz del día que entra a través de las cristaleras. Al pie de cada cristalera hay una pequeña explicación del simbolismo que hay detrás de cada diseño. Me impactó que hay una hurna con un brazo del santo que fue transportado desde Roma.

Sala de misas de la Iglesia de San Fancisco Javier
Había una pareja de coreanos que se pusieron muy románticos frente al altar

Naturaleza en Yamaguchi

Para finalizar me gustaría hablar sobre la belleza de la naturaleza de Yamaguchi. Aunque parezca algo simple, los que llevamos la vida ajetreada de la ciudad podemos apreciar y percibir esta belleza mucho más.

Por ejemplo, en este viaje tuve la oportunidad de ver luciérnagas. El periodo para ver luciérnagas es realmente corto, de apenas unas semanas y casi no quedan hábitats para ellas ya que necesitan ríos de agua pura para la vida. Me hizo especial ilusión poder asistir a este evento de la naturaleza, incluso más que ver la floración de los cerezos. Para mi será un recuerdo inolvidable

Durante mi estancia, aprovechaba cada mañana para pasear a través de los arrozales y practicar música en medio del campo o incluso en algún templo abandonado. Fue una sensación de paz inmensa ya que en las ciudades toque donde toque siempre tengo la sensación de que voy a incomodar a alguien.

Por supuesto aproveché para hacer salidas de caminatas, escribí una de ellas en este post que escribí haciendo senderismo por el parque natural de Akiyoshidai. Nos vemos en la próxima aventura.

Diente de león

Esther

Autora y desarrolladora del blog entreonigiris.com. Un día decidió dejarlo todo y emprender una aventura en el país del sol naciente, lo que la llevó a vivir un tiempo en Brasil. Actualmente, forma parte de la comunidad nipo-brasileña, tocando el taiko y el shinobue (flauta de bambú) en varios grupos de taiko y minyo (música folklórica japonesa).

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