Miyajima

Descubriendo Miyajima e Iwakuni: Un Viaje Inolvidable

Itsukushima, conocida comúnmente como Miyajima, es una pequeña isla en la prefectura de Hiroshima, cerca de la provincia de Yamaguchi, de donde partimos en este viaje. Desde mi primer viaje a Japón en 2018, tenía pendiente visitar Miyajima, pero lo tuve que postergar debido a las reformas en el santuario. Finalmente, en 2024, pude realizar este ansiado viaje y, además, visitar Iwakuni, un lugar que también tenía muchas ganas de conocer. Nos preparamos la siguiente ruta y nos desplazamos en coche.

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Tomando el ferri rumbo a Miyajima

Llegamos sobre las 9 de la mañana y aparcamos el coche en el parking de la zona del puerto. Toda la zona era amplia y moderna. Para llegar a la isla de Itsukushima, tomamos un ferri de la compañía JR desde el puerto Miyajimaguchi.

Ferri hacia Miyajima

El trayecto es realmente corto, de apenas unos 10 minutos, pero ofrece vistas refrescantes. Desde el ferri pudimos ver los criaderos de ostras en el mar, que son uno de los platos típicos que sirven en la isla. Llegando a puerto, Miyayima nos ofrece una de sus primeras vistas pasando relativamente cerca del torii flotante del Santuario de Itsukushima, una imagen que emociona a muchos visitantes.

Primera vista de Miyayima

El Santuario de Itsukushima

El Santuario de Itsukushima, declarado Patrimonio de la Humanidad, es uno de los tres puntos más escénicos de Japón. Especialmente en la época de otoño que se llena el paisaje de momiji (arces) de color rojo intenso. Pero no fue el caso de nuestra visita a finales de mayo. Contábamos con un día increíblemente soleado (pasaba un tifón cerca que se llevo todas las nubes) creando también un bonito contraste el azul del cielo con el rojo del templo.

En el camino hacia el santuario hay una avenida bordeando la costa con tiendas y ciervos shika por todas partes. A lo largo de nuestra visita por la isla va a ser común cruzarse con ellos.

Ciervo shika

Al llegar, nos encontramos con el imponente torii en el mar, uno de los más grandes de Japón, con 16 metros de altura. Dedicamos un buen rato a fotografiarlo y observarlo, es super fotogénico.

Torii en el mar del santuario de Itsukushima

Después de tomar varias fotos, compramos las entradas para acceder al santuario de Itsukushima, dedicado a las tres diosas del mar, donde se reza por un tráfico seguro, buena fortuna y el cumplimiento de deseos.

Santuario de Itsukushima

El santuario ha quedado hermoso tras las reformas, con algunas partes aún en proceso de finalización. En el centro del santuario, hay un escenario de Kagura, una danza y teatro con música tradicional de la región de Hiroshima, donde se realizan representaciones en fechas señaladas a lo largo del año.

Mas vistas del Santuario de Itsukushima

Paseando por Miyajima

Realizadas nuestras plegarias, salimos de la ruta del templo y dimos un paseo pegados al mar hasta el santuario del personaje histórico Kiyomori Taira y aprovechar para ver el Torii desde otra perspectiva. Desde el santuario había un spot para sacarse fotos con el torii, pero había que hacer cola y con lo baja que estaba la marea daba para acceder desde la playa y tener una buena perspectiva también. A la vuelta del recorrido nos dimos cuenta que desde que llegamos la marea subió considerablemente.

Empezamos a callejear haciendo tiempo hasta la hora del almuerzo. Recorrimos algunas de las calles mas antiguas de la isla y fuimos al parque de los momijis. Aunque no estabamos en otoño, dimos una vuelta igualmente por el parque de los momijis. Allí se reunen los ciervos y reposan durante todo el año. Estaban muy relajados tomando el sol así que intentamos molestarlos lo mínimo posible desde la distancia. Luego nos cruzamos con otro ciervo esperando en la puerta de un restaurante que aún no había abierto, sospecho que estaba pidiendo comida ahí jajaja.

Calles de Itsukushima

Volviendo en dirección hacia las calles comerciales aprovechamos para fuimos a visitar la pagoda de 5 pisos atravesando el santuario Senjokaku. Aunque por fuera no resultaba nada atractivo por fuera, su interior era imponente. El santuario estaba lleno de pilares y el techo estaba cubierto con un mosaico pinturas variadas así que valió la pena darse un paseo por su interior.

Pagoda y Santuario Senjokaku

Comidas típicas de Miyajima

Una de las cosas que más disfruto de de viajar es probar la gastonomía local. En Miyayima, los platos típicos son las ostras cocidas y el anago (anguila). También, debido a que estamos en la perfectura de Hiroshima, se pueden encontrar okonomiyakis del estilo local con fideos en su interior.

Paramos en un puesto de comida callejera dentro de la calle comercial principal para comer unas ostras e ir abriendo el apetito. Elegimos diferentes aliños, desde limón hasta una salsa ligeramente picante, y todas estaban deliciosas.

Probando platos típicos: el anago o anguila

Encontrar un lugar para comer anago fue mas difícil porque estaban llenos la mayoria de lugares pero finalmente dimos con uno. Permitía hacer pedido a través de una tablet y me encantó el detalle que tenian de una tablilla como las de los templos para llevar la comanda de la mesa.

Comidas típicas de Miyayima

Comimos como señores un delicioso teishoku de anago. Además de forma gratuita pedimos caldo de pescado para terminar con el arroz que sobraba en el plato. Con esta recarga de energías nos pusimos a buscar regalos para llevar a los familiares.

Como decia antes, Miyajima es conocida por su momiji, así que el producto estrella para regalar son manjus con forma de hoja de momiji. Tradicionalmente están rellenos de anko pero como a los extranjeros no siempre nos gusta se pueden conseguir de otros sabores.

Calle comercial y regalos de Miyajima

Con esto damos por concluida la visita a Miyajima. Aún nos quedaban cosas por visitar, como el mirador de lo alto de la montaña, pero lo dejamos para otra ocasión porque nuestra intención era visitar Iwakuni en el mismo día.

Incidente con un ciervo

Antes de tomar el ferri tuvimos un encuentro cómico. Mientras yo compraba bebidas en el conbini, K. me esperaba en la puerta. En su mano llevava una bolsa de papel con los regalos que acababamos de comprar. Entonces se le acercó un ciervo que empieza a pedirle comida intensamente, y, viendo que no conseguía nada, le propinó un mordisco a la bolsa de papel arrancando trozo. Entonces viene un grupo de turistas que procede a sacarle un fotoreportaje al pobre jajaja. Se murió de la vergüenza. Creo que si yo lo hubiera visto en primera persona también le hubiera fotografiado jajaja. Aquí tenéis la prueba del crimen.

Como última observación quería reflexionar sobre la convivencia de los ciervos con los turistas. Al llegar vimos carteles que pedían que por favor no se les toque ni alimente, ya que son animales salvajes. Este pequeño incidente con el ciervo al final, es la consecuencia de la mala práctica de algunos turistas. Por el camino veíamos a muchos importunando e intentando acariciar o dar comida a ciervos que estaban tranquilamente descansando. Me gustaría que se respetasen las normas para una convivencia mejor.

Iwakuni y el puente Kintaikyo

Después de visitar Miyajima, nos desplazamos en coche unos 30 minutos hasta llegar a Iwakuni, en la prefectura de Yamaguchi. El monumento más reconocible de Iwakuni es el puente Kintaikyo, uno de los tres puentes más famosos y únicos de Japón. Su diseño con arcos hace que tenga mayor resistencia a inundaciones.

Puente Kintaikyo

La primavera es la temporada ideal para visitar Iwakuni. Todo el camino junto al río está lleno de cerezos, creando un túnel de flores a lo largo del paseo. Además, se pueden reservar paseos en barco donde sirven comida y sake local.

Atravesando el Puente Kintaikyo

Para cruzar el puente es necesario pagar entrada. Existe un bono con descuento que incluye el cruce del puente, la subida en teleférico y la visita al castillo de Iwakuni, ubicado en la cima de la montaña Shiroyama. Desde abajo, el castillo se ve diminuto en la cima.

Bono para la visita a Iwakuni

Al cruzar el puente, nos encontramos con la antigua ciudad feudal, ahora ocupada por museos, parques y edificios históricos. Es un paseo tranquilo y reconfortante, lleno de naturaleza, que muestra que Iwakuni es una zona próspera dentro de la prefectura de Yamaguchi.

Jardines y templos de Iwakuni
Detalle templo Iwakuni

El Museo de la Serpiente Blanca

Antes de subir en el teleférico para ver el castillo, visitamos el museo de la serpiente blanca, una especie rara y querida en la zona. Son consideradas mensajeras de los dioses y veneradas para atraer buena fortuna. La serpiente alvina es considerada un monumento natural de Iwakuni.

Las Flores de Iris

Nuestra visita coincidió con la temporada de florecimiento de los iris. Estaban clasificadas por especies y justo empezaban a florecer, aunque faltaban un par de semanas para su completa floración.

Jardín de flores iris

El castillo de Iwakuni

El castillo de Iwakuni se encuentra en lo más alto de la montaña Shiroyama. Subimos en teleférico, aprovechando la entrada comprada, aunque también se puede subir a pie. Las vistas desde el teleférico fueron impresionantes, aunque tuvimos que esperar un poco, ya que se pone en marcha cada 20 minutos.

Vistas desde el teleférico
Vistas desde el teleférico

Una vez arriba, hay que caminar unos 8 minutos hasta la cima de la montaña, donde se encuentra el hermoso castillo blanco de Iwakuni. Construido en 1608, fue destruido 7 años después por orden del Shogunato al instaurar una ley que solo permitía un castillo por provincia. En 1962, se reconstruyó basándose en documentos históricos.

Castillo de Iwakuni

Dentro del castillo, hay una exposición sobre la historia del castillo, sus señores y guerras, además de una gran colección de katanas, todas con sus nombres, como si fueran armas de un videojuego.

En la planta superior del castillo, hay un impresionante mirador de la ciudad de Iwakuni y las pequeñas islas de la zona de Seto. Tuvimos suerte de tener un día despejado para disfrutar de las vistas.

Vistas desde el castillo de Iwakuni
Vistas desde el mirador del castillo de Iwakuni

Finalizando el viaje

Al descender y regresar hacia el coche, nos cruzamos con una famosa heladería conocida por tener 200 sabores de helado, siendo la heladería con más sabores de Japón. Aunque no los probé, en Japón se valora mucho ser el número uno en algo para atraer la atención del consumidor.

Dado que teníamos una hora y media de vuelta, no pudimos ir a cenar al restaurante Sanzoku, famoso en la zona. No es tanto reconocido por su comida, sino por su ambiente y atmósfera, como si fuera un restaurante de bandidos. Dicen que es especialmente hermoso de noche ¡Quizás en el futuro pueda mostraroslolo! Mientras tanto, escribí otros post de este viaje como el de la ruta de senderismo por Akiyoshidai lleno de naturaleza.

Volviendo por el puente Kintaikyo

Esther

Autora y desarrolladora del blog entreonigiris.com. Un día decidió dejarlo todo y emprender una aventura en el país del sol naciente, lo que la llevó a vivir un tiempo en Brasil. Actualmente, forma parte de la comunidad nipo-brasileña, tocando el taiko y el shinobue (flauta de bambú) en varios grupos de taiko y minyo (música folklórica japonesa).

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